Hoy os contamos como fue la primera vez que se vieron Turco, nuestro perro, y Nora cuando llegamos a casa a los tres días de nacer.
Aunque conocemos muy bien a nuestro perro, no sabíamos como iba a reaccionar a esta novedad en casa. Nuestro perro es muy nervioso con las visitas, bueno, nervioso no, impulsivo, cariñoso, saltarín, curioso, intenso, etc, en fin, todos los adjetivos que se os ocurran menos agresivo o peligroso. Lo más que te puede hacer si algún día vienes a nuestra casa, es llenarte los pantalones de pelos y y las manos de lametazos.
Cuando el día «D»se iba acercando, empezamos a dar vueltas a cómo sería el recibimiento y la presentación entre la niña y el perro.
Trazamos el siguiente plan que nos funcionó bastante bien.
El día que nació, Papipapito se vino a casa con el gorrito que pusieron a Nora nada más nacer y el primer pijama que cambiamos. Se lo ofreció al perro para que lo oliese y se familiarizase con el nuevo olor. Jugaron un rato juntos con ambas prendas y Papipapito de vuelta al hospital. Al día siguiente, la misma operación: llevamos un pijama y un pañal sucio a casa para que el perro fuese reconociendo el olor.
Al tercer día, cuando nos dieron el alta, decidimos pedir a toda la familia que nos dejase solitos para llegar a casa y hacer las presentaciones. Como os hemos dicho antes, Turco es muy nervioso y más aún si hay gente.
Llegamos a casa los tres y Mamimanita se colocó en el sofá con Nora. Papipapito fue a la terraza a buscar a Turco y le agarró firmemente del collar. Dejamos que se acercase a saludar a Mamimamita (imaginaos después de 3 días sin verse) y poco a poco, dejamos que olfatease los pies de Nora. Después, con mucho cuidado, la zona del culete y por último, las manitas. El perro se sentó a nuestro lado, mirando con curiosidad a la recién llegada mientras tomaba el pecho y de vez en cuando se acercaba curioso a ver qué era lo que hacía aquella pequeñaja.
Basta deciros que aquel momento fue mágico…
Un consejillo a las familias primerizas con perro. Vosotros conocéis a vuestra mascota mejor que nadie. Aplicad el sentido común. Si vuestra mascota se pone nervioso con facilidad, si es tierno, si es sumiso, si podéis controlarlo perfectamente, si sois capaces de controlar sus reacciones…
Lo que a nosotros nos funciona, funciona con Turco, pero no sabemos si con vuestro peludo funcionará.
Besos y lametazos para todos!!!
Las mascotas son muy beneficiosas para el desarrollo afectivo de los pequeños, pero esta debe de encontrarse perfectamente educada. Los perros, con frecuencia, suelen jugar de una forma muy bruta con nosotros. Si lo hacen con pequeños, puede causarle heridas y, también, el bebé puede generarle rechazo jugar con él o estar a su lado, por miedo o enfado.
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