Hoy os traigo otras de mis reflexiones como papá novato.
“Mi niña ya corría con esa edad” “Con esos meses, mi niño sabe los colores, en castellano, en inglés y está empezando con lengua de signos…” “Son de la misma edad, pero mi niña come sopa sin mancharse…” “Mi niño ya monta en bici…” “mi niña, mi niño…”
Y qué pasa con los que todavía no corren, ni saben los colores en castellano, con los que se manchan aunque les den sus padres y madres la comida y los que es impensable que mantengan un equilibrio estable simplemente al caminar. Pues a los niños y niñas nada, de verdad, a ellos no les pasa nada, pero somos los padres y las madres los que no paramos de hacer comparaciones que solo llevan a que nos agobiemos.
Voy a hablar por mí que para eso son mis reflexión de papá novato de Nora.
Como padre de Nora, he de deciros que sí, que me agobio con frecuencia. Ahora por suerte un poco menos, o de vez en cuando, quizá me siga agobiando, pero haya descubierto la manera de canalizar todo esto de las comparaciones y las prisas porque todos los niños hagan lo mismo a la misma edad (mi truqui al final del post).
Siempre he sido impaciente y de manera inconsciente, me he preocupado al ver que otr@s pequeñ@s hacían cosas que Nora no, o mejor dicho (atención spoiler) TODAVÍA NO.
Por ejemplo, en el parque, a Nora le costaba, y le cuesta todavía entrar en el grupo de pequeñuel@s. Ella prefería explorar solita por los columpios o estar conmigo, o simplemente sentarse sola. Cuando otro peque se acercaba, ella no estaba a gusto y se marchaba a jugar sola. Pues a mí esto me preocupaba.
Otro ejemplo. Los desconocidos. Cuando alguien se acercaba, Nora nos abrazaba con fuerza, giraba la cara, se escondía. Incluso a veces hemos tenido que marcharnos con prisa por el berrinche que se estaba creando y claro, preocupación al canto.
O, por ejemplo, algo más común. Nora no caminaba por la calle. Enseguida echaba a los brazos y era casi imposible que caminase más de diez metros. En cambio, en casa, sin problema.
Yo veía a l@s otr@s niñ@s que jugaban en grupo, que interactuaban entre sí, que dejaban sin problema que se acercasen otras personas, que caminaban e incluso corrían por la calle y parecían tener la misma edad que Nora. Y yo me agobiaba, lo pasaba mal y eso, sin darme cuenta no me dejaba disfrutar del crecimiento de mi hija.
Hasta que un día descubrí la clave. Nora se asustó de algo, así, de repente, (el sonido de las motos no le gusta, por ejemplo) como se asusta ella, y se puso a lloriquear, a hacer pucheros. Yo pensé en «vaya, que tontería, si ya tienes 18 meses…» y de repente ¡ALEHOP! Entendí todo. ¡¡¡Cómo no te vas a asustar si todavía eres un bebé pequeño!!!(bebé pequeño es algo que siempre le decimos cariñosamente cuando se pone mimosa)
Pues ahí está el truco del que os hablaba para olvidarse de las prisas. Nos preocupamos por lo que no hacen nuestros peques en vez de alegrarnos por los y las que van más adelantados. Ya llegaremos, no os preocupéis. Vuestras hijas e hijos llegarán, y si no llegan, seguro que hacen otras cosas diferentes e interesantes.
Hoy en día, Nora ya se relaciona con las otras niñas y niños, a algunos adultos les da abrazos, corretea sin parar. Sabe algunos colores, come lo que puede y se mancha casi siempre y le encanta el patinete con sillín….
Siguen siendo bebés pequeños. Siguen necesitando nuestra ayuda. Siguen buscando cosas nuevas que hacer y “cada escalón que logran subir» ha de servirnos para darnos cuenta de que cada personita tiene su propia escalera. Ese es el truco.
Mientras tanto, disfrutad de cada logro, que la vida pasa y los agobios, desaparecen…
Gracias por leerme y ¡hasta la próxima entrada de paternidad!
Me ha encantado tu reflexión. Cada niño lleva su ritmo independientemente del sexo…
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La verdad es que detesto eso de las comparaciones. Cada niño tiene su ritmo y su evolución y no debemos obsesionarnos con lo que sabe uno y otro pues todos terminan caminando, hablando, saltando, coloreando, leyendo…
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Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas pero terminamos cayendo en la trampa. Yo siempre he pensado para no agobiarme que no hay niño que no ande o corra, o no tenga todos los dientes, o no hable… si los de los demás lo hacen, genial por ellos, pero no son mis hijos.
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esta increible tu post 😊 es una reflexion que los padres deberian de hacer.
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Me encanto tu post, más porque los niños no les importa si caminan antes o después, disfrutan el aprendizaje y no sienten, lo que un adulto siente con las comparaciones. Lo que me lleva a pensar que deberíamos ser como ellos. Que gran lección nos enseñan. Un abrazo!!!
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Hola!
Me ha encantado este post, creo que es super importante aprender a no preocuparnos por si nuestros hijos no van al mismo ritmo que otros
Todo llega a su debido momento 🙂
Un besazo
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Ciertamente son los adultos quienes se agobian. Además cada niño tiene una personalidad y proceso distintos para cada cosa, así que lo mejor es dejarlos ser y apoyarlos y generar confianza en ellos mismos.
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Las comparaciones no son muy buenas, sobre todo si los niños las perciben. Pero son inevitables…
igualmente debemos hacer cómo tu y no agobiarnos tanto, porque todo se andará.
Un beso
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Es demasiado difícil no caer en ello, aún no soy madre pero las comparaciones hacen en daño daño hasta en las relaciones interpersonales. Muy buen post!
Besos
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es muy dificil no caer en las comparaciones, pero tienes mucha razón hay que estar consientes, me sirve de ayuda para decirselo a mis primas, gracias por compartir.
Saludos.
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Creo que todos los padres en algún momentos nos hemos agobiado, sobre todo cuando hay quien se acerca y te dice : todavía no gatea ? O todavía no sabe caminar ? Pero te das cuenta de que tu peque está totalmente sano y ya llegará su momento.
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Imagínate yo lo viví desde el embarazo, en la consulta habían mamás que me decían que sintieron a sus bebés desde la semana 9 y yo la sentí en la 20, casi muero de desesperación.
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Es tan cierto, vamos cómo apurados porque hagan cosas, logren cosas. Y la comparaciones nunca son buenas, si no los gusta que nos comparen a nosotros y somos adultos, imagínate ellos. Todos vamos a nuestro ritmo, a nuestro tiempo y según nuestra personalidad
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